La pastafrola: de la masa italiana al relleno español

La pastafrola: de la masa italiana al relleno español

Así como los argentinos somos una fusión de inmigrantes de diferentes países europeos, se puede asegurar que la pasta frola comparte este multitudinario origen. Llegada de la mano de los italianos a nuestras tierras, el relleno de la tarta en nuestro país cambió debido al gusto de los españoles -frutas varias por membrillo- y adquirió una estética de inspiración austríaca. Es decir, si vamos a ponernos estrictos, diremos que la historia de la pasta frola se inicia en Italia pero que la influencia de las diferentes comunidades inmigratorias que llegaron a la Argentina durante la primera mitad del siglo veinte que la convirtieron en un postre típico de nuestro ADN.

Los genoveses

La versión italiana cuenta que la receta ya era conocida en Venecia antes del año mil cuando se utilizaba como preparación neutra tanto para comidas saladas como dulces. Se dice que la primera descripción registrada de la preparación data del siglo seis.

Los pasteleros genoveses la convirtieron en dulce cuando le incorporaron la caña de azúcar llegada de Siria y Egipto después del siglo diez. “La preparación y estilo desciende de las crostate italianas. La crostata es una tarta que si es dulce se elabora con la masa que los italianos denominan pasta frolla y que luego rellenan con frutas frescas, con dulces, con crema pastelera o ricotta y que se termina con el típico enrejado de masa”, cuenta Juan Pablo Lugo, Profesor de la Licenciatura en Gastronomía de la Fundación UADE / IAG.

Famosa por ser una de las tartas dulces más populares de nuestro país además de un ícono para acompañar el mate, el té o el café, puede venir rellena con membrillo -en su versión clásica-, con dulce de batata e incluso con dulce de leche. Lugo explica que la receta de pasta frola se ha difundido en todos nuestros hogares de la mano de la tradición familiar, pasada muchas veces en forma oral o en papelitos que atesoramos con nuestra receta. El libro de Doña Petrona ha plasmado una versión de esta tarta”. Por ejemplo, Marcela Murillo, la chef de Florentina Bar de Antojos, recomienda “agregarle a la masa una ralladura de jengibre bien fina y una cucharada de crema. Y al relleno, un almíbar reducido de cascaritas de naranja, jengibre y un toque de nuez moscada; un puñado de nueces aplastadas con la palma de la mano y listo”.

La masa brisa

El término frolla en español significa quebrada, es decir, la masa de la famosa tarta es una masa quebrada que se rompe en cuanto se corta o se manipula un poco. En España, por ejemplo, también se la llama pasta brisa debido a su frágil carácter. Con respecto al origen del enrejado de masa decorativo “se dice que la pasta frola argentina es una versión de la Linzer Torte suiza con el mix del tipo de masa genovesa”, señala Juliana Herrera Dappe, chef patissere de MADA Patisserie. “La original se hace con dulce de membrillo pero hay muchas recetas”, agrega.

Porque el relleno es otro tema. Porque al final hablar de pasta frola es hablar de un postre internacional. De acuerdo con Lugo, el relleno clásico argentino, que es casi exclusivamente de membrillo, no es tan típico en Italia. “Las crostate italianas tienen sus variedades: damascos, duraznos, frutas rojas. Los membrillos son una fruta popular en Turquía, en los países de Medio Oriente y en España. Los españoles, lo han hecho propio al haber convivido con la cultura árabe por mucho tiempo. Y llegó a la Argentina de la mano de los inmigrantes procedentes de Medio Oriente y de España. Tanto es así, que Argentina se encuentra entre los primeros productores mundiales de este fruto. Nuestra pasta frola entonces se da por el uso de una masa italiana rellena con un dulce español”. Y una inspiración austríaca decorativa.

Los napolitanos

Existen otras versiones que aseguran que la pasta frola en lugar de venir de Génova tiene sus orígenes en Nápoles. La más descabellada es que cuenta que la tarta se debe a una sirena llamada Partenope que una vez por año visitaba el Golfo de Posillipo. Al parecer, una vez los napolitanos para homenajearla le regalaron trigo, huevos y agua de de flores de naranja que siete vírgenes pasaron a buscar. La sirena, en agradecimiento, recibió de ellas la pasta frola, que a su vez, obsequió a los napolitanos.

Más allá del mito, otra historia cuenta que la tarta fue creada por las monjas del convento de San Gregorio de Armeno -en Nápoles- y que la receta trascendió el lugar y se hizo popular por toda la región. La mejor parte del relato viene cuando al parecer un marqués tuvo un accidente con la rueda de su carruaje por la zona y debió pedir ayuda a unos campesinos que mientras lo socorrieron le dieron a probar la tarta. Al noble le gustó tanto que pidió una entera para llevársela a los reyes Borbones. Cuando María Teresa de Austria, esposa de Fernando II de Borbón, conocida como la reina que nunca sonreía, probó el postre no pudo evitar hacer una gran sonrisa para consagrar a la frola definitivamente a ser una de las recetas más populares y queridas de todos los tiempos..

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